En los primeros meses de vida, tu bebé necesita mucho nutrientes para desarrollarse correctamente. La mayoría los obtiene de la leche materna, en el periodo de lactancia exclusiva. Alrededor de sus seis meses iniciará la alimentación complementaria, es decir cuando dejas de alimentar a tu hijo o hija sólo con leche e introduces gradualmente distintos alimentos que complementarán la leche materna (o de fórmula) hasta los dos años de edad.
Estos meses sentarán las bases de su relación con los alimentos sólidos, así que es un gran momento para que papá y mamá conozcan los nutrientes más importantes para el desarrollo del bebé.
Los nutrientes más importantes para el desarrollo de tu bebé
El cerebro tiene requerimientos nutricionales muy específicos que pueden ser cubiertos con nutrientes como el hierro, colina, zinc, ácido fólico, yodo, ácidos grasos. Todos tienen un papel importante en el desarrollo del sistema nervioso central y la carencia de alguno “puede repercutir en retrasos en el desarrollo que sean irreversibles”, como se especifica en el artículo Importancia de la la nutrición: primeros 1,000 días de vida, del Acta Pediátrica Hondureña.
En esta etapa, cada nutriente tiene un rol específico e importante para el desarrollo de tu bebé. Estos son algunos nutrientes que destacan entre todos por su estrecha relación con el funcionamiento del cuerpo.
Hierro: Es un mineral esencial en la fabricación de hemoglobina, la hemoproteína que da el color a la sangre y se encarga de llevar oxígeno a las células de cuerpo. La falta de hierro puede provocar anemia. Los niños con deficiencia de este mineral tienen resultados menores en desarrollo psicomotor y mental que los niños sin deficiencia de hierro.
Calcio: Es un mineral que se encuentra principalmente en huesos y dientes. También interviene en el funcionamiento del sistema nervioso central y los músculos. El calcio permite la liberación de neurotransmisores, modula la excitabilidad de membranas, expresión de genes y producción de neuronas y células gliales del sistema nervioso.
Vitamina A: Ayuda al desarrollo y conservación del sentido de la vista, también protege al cuerpo de infecciones, reforzando el sistema inmunológico. Los niveles de Vitamina A en etapa neonatal dependen del consumo de leche materna. Sin embargo, durante el primer año postparto las madres pueden tener deficiencia de la misma, por lo que se debe considerar suplementación durante la lactancia.
Vitamina D: Promueve la absorción del calcio para la construcción de dientes y huesos. Es muy importante durante el crecimiento ya que también participa en el sistema nervioso, inmunológico y muscular.
Estos son algunos de los nutrientes más importantes para el desarrollo de tu bebé y para obtenerlos, recuerda dar una alimentación complementaria variada. Otros son el cobre, zinc, ácido fólico, vitamina B6, B12, E, etcétera. Sin embargo, en esta etapa de desarrollo su principal fuente alimenticia sigue siendo la lactancia. Es importante fomentarla y llevar una adecuada dieta y suplementación durante la misma.
Por qué continuar la lactancia materna a demanda
De acuerdo con la publicación Principios de orientación para la alimentación complementaria del niño amamantado, de la Organización Panamericana de la Salud, la lactancia materna a demanda debe prolongarse hasta los dos años o más ya que la leche sigue siendo la principal fuente de nutrientes para un bebé:
“La leche materna aporta el 50% de las necesidades de energía del lactante hasta el año de edad, y hasta un tercio durante el segundo año de vida”, se especifica en la publicación.
Además, la leche materna tiene lactoferrina, encargada de transportar hierro y que otorga múltiples beneficios a los bebés, como inmunomodulación, neuroprotección, neurorehabilitación, función cognitiva y crecimiento rápido cerebral.
La alimentación complementaria es la base para una alimentación saludable promueve el desarrollo del gusto y que tu bebé explore diferentes alimentos como en el caso del método de destete respetuoso Baby Led Weaning.
Con la alimentación complementaria puedes ofrecer a tu hijo o hija una dieta equilibrada y completa, que cubra los requerimientos nutricionales y garantice su óptimo crecimiento.
Consulta con tu pediatra si tienes alguna duda particular sobre la nutrición de tu bebé.
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